HABLEMOS DEL MERCADO LOCAL DE CÍTRICOS

EN DIÁLOGO CON CITRINOTAS, GINO CORBETTO, GERENTE GENERAL DE
AGROSERVICIOS SAN LUIS SAC, DA A CONOCER SU PUNTO DE VISTA SOBRE
EL CONSUMO, DISTRIBUCIÓN Y PRECIOS DE LA OFERTA CITRÍCOLA EN EL
MERCADO NACIONAL. LA EMPRESA UBICADA EN CHINCHA (ICA), SE DEDICA AL
CULTIVO DE CÍTRICOS DESDE EL AÑO 2009.

¿Cuál es su apreciación sobre el consumo de cítricos en el mercado local?

En el mercado de cítricos nacionales, nosotros comenzamos con la variedad Satsuma Okitsu y mientras más adelantados salgamos, alcanzamos mejores precios; como no hay mucho volumen, la mandarina empieza a venderse rápido. Sin embargo, desde fines de febrero a inicios de marzo, se da un “aguantón” en el consumo hasta que se inicia el período escolar, generalmente. Así lo experimentamos el año pasado hasta que se decretó la cuarentena el 16 de marzo de 2020, y vimos que el consumo local de mandarina aumentó considerablemente apesar del no inicio de clases. Posteriormente, los saldos de exportación tuvieron un movimiento rápido, y si bien los precios no fueron espectaculares, sí fueron constantes; no
hubo una caída como otros años, a pesar del alto volumen, ya que el país produjo mucha más mandarina que en 2019.

¿Cuáles son los cítricos que los peruanos prefieren consumir?

Desde mi punto de vista, lo que más se consume y también lo que más volumen representa en la oferta, son las mandarinas Satsuma y W. Murcott. A diferencia de otros cítricos, la mandarina es una fruta que se puede comer al paso, sin necesidad de sentarte para comerla como lo requiere la naranja o el tangelo; creo que después del huevo, es uno de los alimentos que más se incluye en la lonchera de los niños escolares. Por ser muy fácil de consumir, la mandarina es una de las principales variedades de cítricos
preferidos en el Perú.


¿Cómo han evolucionado los precios de los cítricos en el mercado local?

En los últimos dos años, en lo que es mandarina, arrancamos con Satsuma con precios muy altos desde la quincena o finales de diciembre hasta inicios de febrero; conforme van entrando en maduración los demás campos, se empieza a generar una caída constante en el precio. La exportación es una válvula de escape para no saturar el mercado local y tratar que la caída en el precio sea la menor posible. Me atrevería a decir que fuera de los últimos dos años, los precios de saldo nunca han sido atractivos. Un citricultor no trabaja para vivir del saldo nacional, sin embargo, a diferencia del 2018 y años anteriores, en el 2019 y 2020, los precios y volumen de inventarios que se maneja en rampas de mercado local, de los packings, han sido, prácticamente, estables y constantes. Por ejemplo, Semana Santa y Fiestas Patrias representan las semanas más críticas para las Satsuma y W. Murcott, respectivamente. No se mueven los mercados, no hay consumo y se acumula el stock. Desde mi experiencia personal, el año pasado, ese problema no se presentó tan fuerte como en años anteriores y lo mismo fue en el 2019.

El inicio de clases escolares, definitivamente, es una condición que hace que disminuya el nivel de la caída.

¿De qué manera se distribuye la oferta peruana de cítricos a nivel nacional?

La mandarina ingresa, primordialmente, a los mercados de Lima y Cañete que constituyen centros de distribución a, prácticamente, todo el Perú. También enviamos la fruta a Arequipa, pero la mayoría de ventas se dirigen a los principales mercados antes mencionados. Algunas veces llegamos hasta Huaral y luego, de allí, se redistribuye a todo el norte: Trujillo, Lambayeque y Piura.


¿Cuáles son los principales retos para elevar la calidad de los cítricos destinados al mercado local?


Año a año, el mercado nacional de cítricos se vuelve más exigente en términos de limpieza de la fruta y, sobre todo, del tamaño. Si bien no tiene exigencias en términos de calidad como el mercado de exportación –además, el tiempo de tránsito en el mercado local es mucho más corto–, al haber más fruta y más volumen, los compradores locales empiezan a darle más importancia a los temas de tamaño
y color. La única forma de incentivar al consumidor final (al cual no llegamos nosotros, como productores) es a través de campañas de difusión sobre los beneficios del consumo de cítricos. En cierto modo, la pandemia ayudó en eso, porque se habló de todo lo relacionado a la vitamina C y cómo potencia la salud ante el virus.


¿Qué se necesita en cuanto a la distribución y la mejora de precios?


Tratar de entrar más a supermercados locales, no por un tema de que el precio sea superior, sino con el fin de distribuir la oferta en diferentes canales. Si bien el canal retail en Perú ha ido creciendo con los años, sigue siendo muy bajo respecto al canal tradicional. Este es un punto importante, lograr que toda esa venta entre a otra vía en la que no se mezcle con el canal principal y mayoritario en el que nos movemos, como son los mercados de fruta desde los cuales se distribuye la mercadería a todo el Perú.
En cuanto a la mejora de precios, debemos aprovechar a través de campañas de publicidad, potenciar el patrón de compra de cítricos que el consumidor adquirió a inicios de la pandemia, al considerarlo un producto benéfico contra el virus. Y no permitir que, con el tiempo, dicho comportamiento se pierda.